martes, 11 de octubre de 2011

TEMA 1 [TERCERA PARTE]- LA LITERATURA CLÁSICA

I.3. EL TEATRO GRIEGO

1.3.1. Los orígenes del teatro

   En la antigua Grecia la representación teatral se relaciona íntimamente con los rituales religiosos. De hecho, según nos explica Aristóteles en su Poética, los cantos y bailes (ditirambos) realizados en honor al dios Dionisos constituyen el origen de la tragedia. Los cincuenta participantes de este ritual danzaban dispuestos en un coro circular alrededor del altar del dios, lo que constituía la versión civilizada ( en oposición a las danzas orgiásticas) de las celebraciones báquicas. De este coro originario se desgajaría un primer actor para dramatizar la historia narrada en el canto, posteriormente, le acompañaría un segundo actor y, más tarde, un tercero , siendo este el límite de personajes que pueden hablar en escena para la mentalidad teatral griega.
  Si bien existían distintos festivales que se acompañaban de certámenes teatrales, destacaban las celebraciones de las Grandes Dionisias en la capital ateniense. Estas fiestas se rodeaban de gran pompa, ya que no sólo constituían una demostración de reverencia a la divinidad sino que servían también (como no podía ser de otro modo)  de propaganda política, es decir, eran una exhibición del poder de Atenas. Durante la última semana del mes de marzo, en una especie de festivales dramáticos pagados por los coregos (personas adineradas que abonaban así sus tributos), tres autores representaban cada uno tres tragedias y un drama satírico. Las representaciones teatrales se sometían a un concurso y un jurado, elegido a suerte entre el pueblo, premiaba al dramaturgo, al corego y a los actores.

  1.3.2. La estructura del teatro griego
   Sólo hemos conservado teatros griegos del siglo IV a.C, por lo que no podemos conocer cuál era su estructura exacta en la época de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Se piensa que el proscenio estaba elevado en relación con la orquesta. El decorado de fondo se llamaba escena y era fijo, como en los teatros españoles del Siglo de Oro. No debía ser demasiado sofisticado, es decir, debía representar un escenario genérico [fue Sófocles el inventor de las escenas pintadas (escenografía) sobre paneles que se quitaban y ponían según las necesidades de la representación]. También era necesaria la existencia de dos puertas por las que salían y entraban los personajes, y era posible utilizar la parte superior de la escena  para el parlamento de los dioses.

 Se piensa que la tramoya escénica debía ser sencilla al suponer que el público tenía una desarrollada capacidad para imaginar lo que no se veía en el escenario. 


1.3.3. Los actores griegos
  El arte de actuación en la Grecia clásica era muy distinto al de la actualidad.  Por lo pronto, en una tragedia griega no aparecen más de tres personajes con capacidad de palabra en escena, es decir, puede aparecer un número indefinido de personajes mudos (en la jerga actual, “extras”), pero sólo tres sostendrán el diálogo. No hay actrices,  los papeles femeninos son representados por hombres. Asimismo, las condiciones de representación son muy distintas: los actores llevan máscara y un vestuario estereotipado que les hace fácilmente identificables por el público. Calzan coturnos.

1.3.4. La tragedia griega
  El teatro griego tenía como principal finalidad hacer reflexionar al espectador sobre los problemas que atañen al ser humano, de manera que la representación de la obra sirviese de enseñanza. El espectador, al ver los trágicos sucesos que acontecen a los protagonistas, experimenta un sentimiento llamado catarsis (término acuñado por Aristóteles), que le purifica, sosiega sus pasiones negativas y le hace ser mejor persona y mejor ciudadano. Con ello, el teatro en Grecia no es solo una diversión o entretenimiento, sino que cumple una función de educación social.

  Los argumentos de la tragedia, extraídos siempre de leyendas mitológicas, tratan sobre temas serios. Se centran en las dramáticas consecuencias de la lucha del hombre contra su destino. La muerte y el dolor están muy presentes, y suelen funcionar como consecuencia y castigo para quien intenta cambiar su destino. Los protagonistas de la tragedia son héroes o personajes de origen noble, por lo cual el lenguaje que emplean es elevado, solemne y grandilocuente, propio de la altura y categoría de los personajes.  

Las tragedias constan de los siguientes elementos dramáticos: 

a) Un prólogoà uno o varios personajes dan información para entender la acción. A continuación entra el coro en la orquesta, cantando.
b) Varios episodios donde los actores desarrollan la acción dramática. Cuando estos salen del escenario, interviene el coro para reflexionar sobre lo acontecido en la obra.
c) El éxodo o desenlace de la acción, con una reflexión final del coro.

Esquilo (525-456 a.C.). El primero de los tres grandes trágicos es quien dio grandeza y esplendor a este género teatral. Aumentó de uno a dos el número de actores, redujo la importancia del coro, y dio prioridad a los diálogos. De él se conservan siete obras: la trilogía Orestíada (compuesta por Agamenón, Coéforas y Euménides), Los persas, Los siete contra Tebas, Las suplicantes y Prometeo encadenado. 

Sófocles (495-406 a.C.). Es el más clásico de los tres y el que eleva la tragedia a la perfección artística. También lleva a cabo cambios en el género, ya que aumenta de dos a tres el número de personajes, añade más acción a las tramas, y potencia la decoración y la indumentaria de los actores. Sus personajes, aun siendo idealizados, son algo más humanos que los de Esquilo. Se conservan siete obras completas de Sófocles: Áyax, Antígona, Edipo rey, Las traquinianas, Electra, Filoctetes y Edipo en Colona

 
Eurípides (480-406 a.C.). Aunque en vida fue menos valorado que Esquilo y Sófocles, fue el trágico más popular en época helenística. No tiene la grandiosidad de Sófocles, pero sus personajes son mucho más humanos; introdujo -sin apartar del todo la mitología- nuevos temas más modernos (la mujer, la psicología, la crítica a los dioses), y desarrolla al máximo las pasiones más oscuras y truculentas, especialmente en personajes femeninos. Se conservan diecisiete tragedias suyas, entre ellas Alcestes, Medea, Andrómaca, Las troyanas, Ifigenia en Táuride, Electra, Orestes y Las bacantes. También se conserva un drama satírico, El cíclope.
  
    

 II. LA LITERATURA LATINA


   Los textos líricos más antiguos del pueblo romano son de carácter oral:  los carmina. Las primeras manifestaciones de una literatura escrita en latín surgen tras la conquista de la Magna Grecia, en el siglo III a.C. Esta literatura, que se adentra cronológicamente hasta la Edad Media, ofrece tres rasgos esenciales: 

a) Muestra dependencia de la literatura griega, tanto en el desarrollo de los principales géneros literarios como en la mitología. 
b) Presenta tendencia a la creación didáctica (historia, oratoria, ciencia)
c) Abarca las obras creadas durante el Imperio Romano (del siglo III a.C al siglo V d.C) y las escritas en latín durante la Edad Media, hasta el Renacimiento. 

 II.1. LA ÉPICA LATINA

  Tras un primer período de contacto y traducción de la literatura griega por parte de los romanos, hacia el siglo II a.C. hay una asimilación del género épico griego por parte de los poetas latinos, quienes incluso abandonaron sus versos tradicionales por la métrica propia de la épica griega desde Homero (el hexámetro). El primer poeta romano que empleó este verso fue Ennio (239-169 a.C.) en su poema épico-histórico Annales.
  De las dos tendencias posibles en la épica (el tema mitológico helenizante y la epopeya nacional, que exalta la propia historia), los poetas romanos se inclinaron preferentemente por la segunda. Solo hasta llegar a Virgilio no se consigue armonizar las dos tendencias.

II.1.1. VIRGILIO: LA ENEIDA


   En Virgilio (70-19 a.C.) se sintetiza todo el esfuerzo de los poetas romanos durante dos siglos por romanizar la literatura griega. Su obra cumbre, la Eneida, es el poema épico nacional de Roma y, al mismo tiempo, la más griega de las obras literarias latinas. La Eneida fue compuesta por encargo del emperador Augusto con la intención de dotar a los orígenes de Roma de un pasado mítico, glorificar al emperador como descendiente directo del héroe Eneas e infundir sentimientos patrióticos y religiosos a los ciudadanos romanos.
  Virgilio concibió el plan de la obra basándose en los poemas homéricos. La Eneida está dividida en dos partes, de seis cantos cada una; la primera parte, basada en la Odisea, narra cómo Eneas escapa, junto a su familia y algunos guerreros, de la destrucción de Troya, y relata su travesía hasta la costa del Lacio. La segunda parte, inspirada en la Ilíada, describe los combates de Eneas y su hueste contra algunos pueblos itálicos antes de asentarse, utilizando todos los elementos propios de la épica guerrera: las batallas, el catálogo de guerreros, los dioses que intervienen en ambos bandos, el combate singular y la victoria final del héroe.
  La Eneida, además de presentar a los romanos como descendientes del héroe mítico Eneas, sirve para explicar acontecimientos de la historia de Roma, como las guerras con los griegos asentados en colonias al sur de Italia (ya que los romanos, como descendientes de los troyanos, querrían vengarse de los griegos) o la enemistad entre Roma y Cartago, originada en el despecho que Eneas hace a Dido, primera reina cartaginesa.
  Todo el poema tiene una gran elaboración formal, con una técnica muy refinada, una estructuración del poema muy medida, y unos recursos expresivos y estilísticos de gran talento poético. La importancia de Virgilio fue muy grande ya desde tiempos de Roma, donde era considerado el poeta nacional. Y su influencia posterior también fue enorme, tanto en la Edad Media (especialmente notable en la obra de Dante y Petrarca), como en el Renacimiento.


1. [Después de seis años de viaje, la diosa Juno perturba con una tormenta la navegación de los troyanos, que a duras penas logran desembarcar en Libia. Allí Eneas se dirige a la ciudad de Cartago, y Dido, su reina, invita al héroe a un banquete. Dido, enamorada por el embrujo de Cupido, pide a Eneas que le narre la caída de Troya y su posterior vida errante. Tras la narración de Eneas, los amantes se entregan a la pasión, pero el dios Mercurio le recuerda a Eneas que debe partir rumbo a Italia, ya que los dioses esperan que su descendencia sea la fundadora del gran imperio que será Roma. Eneas prepara la flota y abandona a Dido, que se suicida no sin antes maldecir a los troyanos y anunciarles la eterna enemistad de Cartago. De esta manera, Virgilio explica, a través de la leyenda, el origen de un hecho histórico de Roma, las guerras que hubo entre cartagineses y romanos en el siglo III a.C.]:
  «Si es forzoso que ese infame arribe al puerto y pise el suelo de Italia, si así lo exigen los hados de Júpiter y este término es inevitable, que a lo menos, acosado por la guerra y las armas de un pueblo audaz, desterrado de las fronteras, arrancado de los brazos de Iulo, implore auxilio y vea la indigna matanza de sus compañeros; y cuando se someta a las condiciones de una paz vergonzosa, no goce del reino ni de la deseada luz del día, antes sucumba a temprana muerte y yazga insepulto en mitad de la arena. Esto os suplico: este deseo postrero exhalo con mi sangre.

  Y vosotros ¡oh tirios!, cebad vuestros odios en su hijo y en todo su futuro linaje; ofreced ese fúnebre tributo a mis cenizas. Nunca haya amistad, nunca alianza entre los dos pueblos. Álzate de mis huesos, ¡oh vengador, destinado a perseguir con el fuego y el hierro a los advenedizos hijos de Dárdano y siempre y en cualquier ocasión en que haya fuerza bastante! ¡Lidien playas contra playas, mares contra mares, armas contra armas, esta es mi imprecación: que luchen nuestros pueblos, ellos y sus descendientes!»


2.  [Eneas visita el mundo de los muertos y habla con algunos difuntos, que le narran episodios de la caída de Troya; también ve a la reina Dido, así como a Ascanio, su padre, que le vaticina su futuro]:
  Dicho esto, llevó a su hijo y a la Sibila hacia la bulliciosa multitud de las sombras y se subió a una altura, desde donde podía verla venir de frente en larga hilera y distinguir los rostros de los que se acercaban.

  «Escúchame», prosiguió, «pues voy ahora a decirte la gloria que aguarda el futuro a la prole de Dárdano, qué descendientes vamos a tener en Italia, almas ilustres que perpetuarán nuestro nombre; voy a revelarte tu propio destino. Ese joven, a quien ves apoyado en su sobria lanza, ocupa por suerte el lugar cercano a la vida y es el primero que de nuestra sangre, mezclada con sangre ítala, se subirá a las brisas de la tierra; ese será Silvio, nombre que le darán los albanos, hijo póstumo tuyo, que ya en edad muy avanzada tendrás, fruto tardío de tu esposa Lavinia, la cual le criará en las selvas, rey y padre de reyes, por quien dominará el Alba Longa nuestro linaje. A su lado está Procas, prez de la nación troyana; le siguen Capis y Numitor y Silvio Eneas, que llevará tu nombre y te igualará en piedad y valor, si llega algún día a reinar en Alba Longa. ¡Qué jóvenes!, ¡mira qué pujanza ostentan y cómo llevan ceñidas sus sienes con la cívica corona de encina!»

       
II.2. LA LÍRICA LATINA
  Dentro de la poesía lírica latina se incluyen diversos campos temáticos (erótico, amoroso, bucólico, elegiaco, satírico, etc.) y diversos tipos de composición. Sin embargo, todo ello estaba sometido a unas ciertas reglas genéricas sobre la estructura del poema o los tipos de verso y de estrofa.
II.2.1. Catulo
   Es el verdadero creador de la lírica romana. Partiendo de los líricos griegos, supo captar su espíritu y su técnica para adaptarlos a su temperamento romano. En sus composiciones predominan los poemas breves de contenido erótico, satírico y elegiaco.

  Sus poemas tienen un carácter marcadamente personal, subjetivo y autobiográfico, por lo que es el poeta latino más cercano a la sensibilidad y a la poética actual. Sus epigramas (composiciones breves, de pocos versos) están llenos de agudeza y comicidad despiadada, y serán el modelo del próspero género satírico en la época imperial.

II.2.2. Virgilio
   Además de cultivar la poesía épica, Virgilio escribió una obra lírica: las Bucólicas. Son diez poemas inspirados en la poesía pastoril; los monólogos y diálogos de los pastores (en un lenguaje cuidado, estilizado y elegante, casi preciosista) expresan una nostalgia por la naturaleza y elogian la vida sencilla del campo, donde no existen las mezquinas preocupaciones de los habitantes de las ciudades.

II.2.3. Horacio
   El más completo y clásico de los líricos romanos; tiene en poesía lírica el equilibrio entre helenismo y romanismo propio de Virgilio en poesía épica. Su obra lírica por excelencia son las Odas. Sus temas son muy variados: canta a sus amigos, a Roma y a Augusto, recrea mitos, expresa ideas de filosofía epicúrea, ensalza a los grandes líricos griegos, cuenta episodios autobiográficos...

   En sus poemas se expresa con variedad de tipos de verso y estrofa, y tanto la composición como la ordenación es muy elaborada y sabia. También cultivó la sátira en los Épodos, conjunto de diecisiete poemas muy virulentos, y en Sátiras, de tono más suave, donde ataca comportamientos, defectos y vicios habituales.

III.2.3. Ovidio
  
    Dentro del género épico-mitológico, Ovidio (43 a.C.-17 d.C.) legó a la posteridad una obra de gran belleza y valor literario, las Metamorfosis. Siguiendo una tradición en la poesía griega y romana, reunió en un largo poema, dividido en quince libros, una selección de unos 250 mitos, en los que en casi todos tiene lugar algún tipo de transformación. Los mitos están dispuestos en orden cronológico, de manera que comienzan con la formación del Cosmos y terminan con la transformación de Julio César en estrella, tras su muerte. Entre ellos, algunos han pasado a la posteridad con mucha fama, como los de Dafne, Ícaro, Narciso, Orfeo, etc. Las Metamorfosis recogen, dentro del marco de la épica, tanto por su carácter narrativo como por el empleo del hexámetro, toda una tradición de géneros literarios, tonos y estilos, aunque en todo el conjunto predomina el gusto por la fantasía, el juego y el humor, y a pesar del carácter mitológico, el auténtico protagonista de la obra es el ser humano.

   Es el poeta latino que más y mejor cultivó la elegía (forma métrica que resulta de combinar el hexámetro y el pentámetro); su obra lírica se divide en dos, en función de la temática y la época en que fueron escritas:
  • Cuando vivía en Roma escribe obras de temática amorosa y erótica, como Amores, (colección de elegías dedicadas a su amante Corina), Heroidas, o el conocido Arte de amar, poema didáctico donde se teoriza sobre el amor y se aconseja en cuestiones relativas a él, tanto a hombres como a mujeres.
  • Durante su destierro en el mar Negro escribe dos obras elegiacas de tono muy distinto: lamentaciones, súplicas de perdón, añoranza de los amigos... Estas obras, de carácter muy autobiográfico, son Tristes y Pónticas.
III.2.4. Marcial
   Especializado en el género satírico hasta convertirse en el genuino representante de esta variedad poética, escribió doce libros de Epigramas, en la línea de los de Catulo.Sus epigramas, que basan la comicidad en la paradoja, en el lenguaje personal, en los ataques personales y en los finales sorprendentes, trazan un panorama realista de su sociedad y su época, algunos llamativamente crueles y mordaces. Muy conocido a lo largo de los siglos, su influencia en las literaturas europeas ha sido clara y decisiva.

IV. EL TEATRO LATINO


   El género de desarrollo más temprano en Roma es el teatral. Como en el resto de la literatura latina, la influencia de los griegos es determinante, tal vez mayor que en otros géneros. Al igual que en el teatro griego, el texto es en verso, las partes cantadas y el acompañamiento musical tienen una función muy importante. Los actores llevan máscaras.

 La comedia es el género teatral romano por excelencia, el que más se cultivó, el más apreciado por el público y el que dio textos con mayor calidad literaria. Las obras conservadas están inspiradas en argumentos de autores del teatro griego: sus personajes son griegos, viven en Grecia, visten a la griega y tienen nombres griegos...pero hablan en latín, y recrean situaciones cercanas al espectador romano. El genio de los grandes comediógrafos romanos fue saber infundir, en un material extraño a la mentalidad de su público, elementos idiomáticos y psicológicos populares, exageraciones, gesticulación o juegos de palabras. Esta romanización lingüística da gran originalidad a la comedia romana.
  Las tramas son muy recargadas y los personajes, estereotipados y recurrentes (ya que se repiten en varias comedias), pertenecen a clases medias urbanas.

Plauto (254-184 a.C.) Es el más importante comediógrafo romano. Autor prolífico, se le atribuían unas 150 obras, de las cuales se conservan 21, algunas incompletas. El argumento de sus obras es enrevesado, incluso a veces mezcla partes de diversos textos griegos. En su teatro muestra un gran dominio del lenguaje popular, mucha experiencia en ejercicio de su profesión, facilidad para conectar con los gustos del público y, sobre todo, una gran comicidad (no duda en recurrir a lo obsceno y lo grotesco).

  Plauto ha sido imitado, adaptado y representado hasta nuestros días. Los títulos más famosos son: La comedia de la olla (en la que se ridiculiza a un viejo avaro), Anfitrión (una parodia de un tema mitológico: el nacimiento de Hércules, hijo de Júpiter y de Alcmena, la esposa de Anfitrión), Los gemelos (basada en el equívoco entre dos gemelos), El embustero (recreación de un esclavo astuto, prototipo de la figura del pícaro) y El soldado fanfarrón, probablemente la más conocida. En esta comedia, el protagonista, un soldado fanfarrón, como indica el título, cuenta a todo el mundo hazañas imaginarias que en realidad no ha protagonizado; en su simplicidad, cree que esto le va servir para seducir a una joven, pero al final no lo consigue y tiene que admitir la realidad. El tema del soldado fanfarrón tuvo, al igual que el del viejo avaro de La comedia de la olla, una gran fortuna en la Edad Media y el Renacimiento.

Terencio (184-159 a.C.) Compone comedias de acción más sencilla, y sus personajes son menos grotescos y más cuidados psicológicamente. Terencio es mucho más respetuoso que Plauto con sus modelos y emplea un latín más elegante. Se conservan seis comedias suyas, como Los eunucos, La suegra y Los hermanos.

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